Tierra de Gaia regalo de Reyes
La vida este Año Nuevo
me quiso obsequiar
con tres días de regalo
en un maravilloso lugar,
su nombre Tierra de Gaia,
unificadora e integradora
de las energías Yin-Yang.
Se encuentra en Almorox,
al abrigo de un pinar,
y la cuida con mucho Amor
un bello Ser de Luz
como el más fiel guardián.
Días antes sentí la llamada
que mi alma anhelaba
para poder transmutar
en pura Luz mi oscuridad.
La entrada fue triunfal,
regando ya a mi llegada
esta bella Tierra Santa
con mi arsenal lagrimal.
El corazón se abre y se expande.
Las emociones brotan y se expresan
con total apertuta y libertad,
la que da un espacio de confianza
con las gentes que acuden al lugar.
Seres sensibles y eternos,
con heridas desde lo ancestral,
con plena conciencia y deseo,
de darlo todo, con tal de sanarse,
y por ende también al clan familiar.
La chispa que nos brilla en los ojos
es reflejo proporcional
a la conexión que se consigue
quitando capas y velos
que se interponen
con nuestra más alta verdad.
Vinimos a ser abundantes y plenos,
en nuestra auténtica humanidad,
limpiando con gran esmero
y puliendo con mimo y celo
nuestra alma ancestral.
Trayendo así con total entrega
nuestro mágico e ilimitado Interior PadreCielo
a nuestra acogedora y protectora
exterior MadreTierraGaia.
La existencia es un camino
de continua incierta aventura,
que nos conduce con seguro gran tino
a un paradisíaco destino,
dando rienda suelta a la locura
de permitirnos Ser
sin límites ni censura.