Magia.
Así se llama a ese instante en el que ponéis la luz a ese momento de oscuridad que se crea en mí.
Magia es. Pues como sin saberlo, después de años y más años, aportáis amor en el dolor y bálsamo para todas esas llagas y heridas que aun sangraban en mis rincones.
Luz y claridad al ver cómo tras vuestro abrazo a mi desesperación y a la oscuridad de mis días la vida empieza a resurgir. Despertar que llega tras las lágrimas de dejar ir, de tristeza y compasión, de muerte.
Agua que brota desde mis entrañas, cual manantial, esta vez de emoción, de alegría, de vida. Dicha de que mis ojos húmedos miren al frente, comprendiendo, y esta vez presentes.
Al fin el alma quiso mirar y salir. Quiero ver, pedía, y os vi.Lágrimas de amor que quieren saltar, disfrutar, mirarse, amarse y merecerse ese bonito abrazo y calor ganado por hacerme valiente, por dejarme entrar en la oscuridad.
Decir gracias es poco, pues una palabra no entiende de como abrís el corazón y de lo que ello supone para el que tan ciego permaneció. Morir y entregarme a ese duelo es el gran regalo para mi.
Gracias por permitir mi encuentro.